Canadá ha presentado recientemente una ley con la que propone endurecer las penas por delito de odio en redes sociales, y que ha generado una ola de críticas. Entre sus detractores califican la norma de «orwelliana», ya que uno de sus puntos avala que las autoridades apliquen el arresto domiciliario a un ciudadano si hay razones sólidas para creer que «cometerá» un delito. Otro de los elementos que ha causado polémica es que podría llegar a permitir imponer la cadena perpetua a alguien acusado de abogar por un genocidio.
En concreto, el Ejecutivo que lidera Justin Trudeau presentó el pasado 26 de febrero de 2024 el proyecto de ley C-63 o Ley de Daños En línea, alegando que es necesario que las plataformas online sean «seguras» para los canadienses. De esta forma, pretenden responsabilizar a las webs/aplicaciones de todo el contenido que ofrecen. Además, creará nuevos controles parentales obligatorios para velar por la seguridad de los más jóvenes: «Protegerá mejor a todos de los delitos de odio y fomentará una participación más segura e inclusiva», según recoge el medio Fox News.
La ley permitirá a jueces provinciales imponer arresto domiciliario y una multa si hubiera motivos razonables para creer que un acusado «cometiera un delito de odio», una disposición que el columnista del Wall Street Journal, Michael Taube, comparó con la película de 2002, The Minority Report.
Y entre los elementos más polémicos del proyecto de ley está lo referido a la defensa de un genocidio, pues la ley modificaría el Código Penal para aumentar la pena máxima por abogar por este tipo de crimen de cinco años a cadena perpetua. También aplicaría penas de dos a cinco años por la promoción deliberada del odio. El Ministro de Justicia, Arif Virani, encargado de presentar el proyecto de ley, dijo que, como padre, estaba «aterrorizado por los peligros que acechan en Internet para nuestros hijos», según recogen medios canadienses.
Sostuvo que existen leyes que regulan la seguridad de los juguetes con los que juegan sus hijos, pero no la «pantalla que hay en la cara de nuestros hijos». En concreto, la propuesta apuntará a siete tipos de contenido dañino: que victimice sexualmente a un niño, íntimo y publicado sin consentimiento, utilizado para intimidar a un niño, que induzca a un niño a hacerse daño, que fomente el odio, que incite a la violencia y que incite al extremismo violento o al terrorismo.
Celebridades critican la nueva medida
La reacción de figuras populares como la autora canadiense Margaret Atwood o el empresario Elon Musk no se ha hecho esperar. Atwood ha discrepado con la parte del proyecto de ley que permite encarcelar, someter a arresto domiciliario o imponer un brazalete de monitoreo electrónico a quienes cometan «delitos de odio»: «¡Las posibilidades de venganza, acusaciones falsas y crímenes de pensamiento son muy atractivas!», ha escrito en la red social X (antes Twitter).
Musk, director ejecutivo de Tesla y propietario de X, ha calificado las posibles sentencias de cadena perpetua por propaganda de odio como «una locura» en una publicación en su red social. Russell Brand, comediante británico acusado de agresión sexual, ha preguntado a Trudeau si este proyecto de ley pretende proteger a los niños o etiquetar como «odioso» cualquier discurso que personalmente no le guste.